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Objetivo del curso
El aikido se sirve de varios ejercicios destinados a ayudar al debutante a entrenarse con total seguridad, a aprender las distancias y a desarrollar la rapidez y la precisión. Gracias a sus normas de etiqueta japonesa, el aikido desarrolla la disciplina, la concentración, así como el autocontrol, la flexibilidad y la coordinación.
Participación de los padres
Los padres pueden participar con su hijo o hija durante todo el curso como colaboradores. Mediante una serie de juegos y una gran variedad de ejercicios, su hijo o hija, conjuntamente con usted, descubrirá las técnicas de base, el manejo del bastón, las posiciones de pie, y aprenderá los principios del aikido como la disciplina, la concentración, así como el autocontrol, la flexibilidad y la coordinación.
Desarrollo
Una clase de aikido no se desarrolla de cualquier manera: hay unas reglas a respetar. La sesión empieza con el saludo al profesor, sentando sobre las rodillas. Se trata de una señal de respeto.
A continuación empieza el calentamiento, que consiste en una serie de movimientos progresivos que tienen por objetivo calentar y distender los músculos con el fin de evitar accidentes.
Durante la clase, se suceden los ejercicios de concentración, de respiración, de utilización de diferentes bastones y técnicas de base de desplazamiento, proyección, control. Los alumnos descubren cómo recibir las proyecciones y caer de forma segura. Mediante un conjunto de juegos y de ejercicios, los jóvenes aprenderán a respetar, conocer mejor y, en consecuencia, aceptar mejor a los demás. Descubrirán que la mejor victoria no consiste en ganar a un contrincante, sino en superarse a sí mismos.
El aikido ayuda a los niños para vencer el miedo, a experimentar, a probar, a superarse y a marcarse objetivos. El aikido permite a cada cual practicar según su grado de implicación. Así pues, el instructor propone una amalgama de ejercicios comunes que permitirá a cada alumno de implicar-se en función de su nivel. La riqueza del aikido es precisamente la adaptabilidad a cada etapa del desarrollo del niño.
Nuestro objetivo es ante todo ofrecer al aikidoca formas de gestionar su propia seguridad y la de los demás en todo momento, de manera que se atreva a tomar riesgos con el mínimo riesgo posible.
Los alumnos descubrirán progresivamente una nueva dimensión de su espacio y de su equilibrio. Poco a poco, revertirán la inseguridad que les proporcionan esas nuevas sensaciones, venciendo sus reticencias y atreviéndose a experimentar con ellas.
Exámenes
Hay cinco niveles representados por el color del cinturón:
El aikido representa una forma de estudio físico, mental y espiritual de la vida del practicante. Esta gran riqueza pedagógica lo convierte en un arte marcial ideal para los jóvenes.